La orientación en una construcción nueva es una práctica actualmente muy extendida para maximizar ciertos aspectos del entorno en el que se está construyendo, tales como el paisaje, la inclinación para consideración del drenaje, etcétera. Pero sobre todo, con el incremento continuo en el costo de la energía y con las reglamentaciones que también se multiplican, se hace cada vez más importantes para clientes y constructores orientar las edificaciones nuevas de forma que aprovechen al máximo la energía del sol. Orientar una casa nueva para que tome ventaja del calor y la luz del sol incrementa el valor en el mercado de una casa o un edificio de apartamentos, es decir, hace de cualquier inmueble mucho más atractivo para los potenciales compradores.
Algunos consejos para las nuevas construcciones que permiten sacar provecho de lo que hemos explicado hasta el momento, son los siguientes:
Orientar todo el plano de la construcción y no sólo el perfil del edificio, hacia el sol. Ello implica diseñar el inmueble de forma que las habitaciones más utilizadas, como pueden ser la cocina y el salón, estén en el lado sur. Los habitantes podrán beneficiarse de los rayos del sol en el invierno y a la vez, mantenerse frescos en verano. Terrazas, balcones y patios también deberán localizarse en el ala sur de la construcción, lo cual permite usarlos más tiempo a todo lo largo del año. Pensando de una forma complementaria, las habitaciones menos utilizadas como, por ejemplo, el garaje, pueden ubicarse en el ala norte de la casa, permitiéndoles actuar como escudo contra los fríos vientos invernales.
Tener en cuenta el relieve. La diferencia entre la insolación recibida en las alas norte y sur de una construcción se incrementa considerablemente en regiones con un relieve montañoso o de colinas, así que en construcciones ubicadas en este tipo de áreas resulta aún más importante priorizar la ubicación sur de una casa o edificio.
Tomar en consideración la sombra proporcionada por los árboles. Evidentemente la sombra es un factor que no se puede soslayar en una construcción que busque usar de forma óptima la energía proveniente del sol. Los árboles en este sentido son un elemento a considerar, pues su sombra puede por un lado proteger la casa del ardiente sol veraniego, o privarla del necesario sol de invierno. Idealmente, de contar con árboles en el costado sur, éstos deberán ser de hoja caediza, es decir, perderán su follaje en invierno permitiendo la luz acceder a la construcción, en tanto que, al lado norte, pueden plantarse árboles de hoja perenne que no lo perderán y que proporcionarán sin duda la sombra necesaria en el verano.
Ventanas, ventanales y zonas vítreas deben ser suficientes y estar ubicadas en el lado sur de la construcción. Son importantes y permiten la entrada de luz y calor al hogar, pero tampoco es necesario exagerar, además de que hay que tener en cuenta que sean ventanas bien aisladas térmicamente.
Otro factor ambiental a considerar es la intensidad, origen y frecuencia de los vientos en la zona en que se va a construir, esta información es útil pues permite valerse de otro recurso natural, las brisas veraniegas permiten un enfriamiento pasivo del hogar y la construcción puede ubicarse de forma que se escude de los vientos adversos invernales.